Estudiar medicina hoy, ¿por qué?

Estudiar medicina hoy, ¿por qué?




La medicina acompañó al hombre prácticamente desde sus inicios. Dado un lapso tan extenso, no es de asombrar que la percepción que tiene la sociedad sobre el dedicarse a su estudio, varíe con las épocas. Para analizar la situación de hace unos años, se puede tomar como referencia la obra icónica de Florencio Sánchez, M’hijo el Dotor, representación clara de la cosmovisión de la sociedad uruguaya –aplicable también a muchas otras— en tiempos de florecimiento cultural.

Era la época de la inmigración —aproximadamente, las últimas dos décadas del siglo XIX y las primeras siete del siglo XX—, donde se estaba creado un modelo de país, en un lugar donde la primera o segunda generación de inmigrantes aspiraba con fervor a que alguno de sus hijos pudiese acceder a los estudios universitarios.

Estos inmigrantes europeos encontraban en la universidad argentina, pública y gratuita, un instrumento para que sus hijos escapen al destino de precariedad y pobreza que ellos habían padecido. La opción más tentadora era aquella de los doctores, sean médicos o abogados. Frente a estos recién llegados aparecía una brillante luz de esperanza que prometía la posibilidad de ascender socialmente y lograr el bienestar económico incluso sin haber tenido una fortuna familiar que lo habilite.

M’hijo el dotor no es sólo una pieza teatral, sino que fue también el espíritu de una época donde, mediante esa frase que supo ser tan repetida con altivez y orgullo, quedaba inscripta la importancia de la universidad como un lugar para construir la hegemonía.

Pero los tiempos cambiaron, y de acuerdo a un estudio de este año publicado en la revista británica Nature, la élite de la Medicina ya no es lo que era. No sólo que a muchos profesionales les cuesta mucho más conseguir trabajo, a pesar del sacrificio y tiempo invertido en su formación, sino que por otra parte la carrera perdió peso respecto al imaginario social anterior que la enaltecía hasta las más remotas cúpulas del cosmos.

¿Vocación? ¿Altruismo? ¿Pasión de conocimientos que no responde de forma estricta a una necesidad económica? Sería bueno que ustedes —estudiantes, futuros alumnos o ya graduados— tomen la voz y cuenten qué los lleva a estudiar Medicina en un momento donde las trabas para su ejercicio pleno se multiplican.