Código de Ética para el Médico Electrónico

Código de Ética para el Médico Electrónico




El social media está representado por las redes sociales que permiten fluidificar la comunicación entre personas a través de internet, y están en pleno auge. Incluye a los sistemas de mensajería instantánea, foros online y sitios de ‘networking’ del estilo de Facebook y MySpace. Su existencia constituye un nuevo dilema a los médicos en sus relación humanas.

Hemos tratado ya algunos de estos temas. Por un lado estuvo el caso de un paciente que buscó a su médico por Facebook con intenciones amorosas. Debatimos los límites del rol del médico en la relación médico-paciente, y la posibilidad de cruzar ciertas barreras. También reflexionamos sobre el potencial que tiene este formato de la comunicación para maximizar su utilidad en el cuidado de la salud, pero también consideramos los problemas que pueden traer aparejados cuando se interpone una máquina entre el médico y el paciente.

En función de esto, la American Medical Association (AMA) redactó un comunicado de prensa que expresa la política de la asociación respecto del uso del social media por parte de los médicos. El desafío es fortalecer la relación médico-paciente y mejorar la calidad de atención mediante una presencia positiva online.[i] El documento debe servir para que los médicos tengan una especie de ‘guía práctica’ de cómo desenvolverse online, logrando que la experiencia sea beneficiosa en el ámbito profesional, y logre a su vez salvaguardar adecuadamente su vida privada. Pero no solo debe utilizarse respecto de la interacción en línea entre pacientes y médicos, sino que también apunta a concientizar a los médicos cuando interactúan con sus pares.

El documento Professionalism in the Use of Social Media[ii] resalta siete puntos, muchos que tienen que ver sobre como el médico interactúa con sus pacientes y los problemas de confidencialidad. Resalta el imperativo de mantener la confidencialidad del paciente, particularmente en la interacción entre médicos y otros profesionales de la salud. Esto es innegociable.

La AMA especifica que el profesionalismo a guardarse es indistinto en persona que en línea, y que debe ser mantenido de la misma manera sin excepciones. No importa el medio a través del cual se comunique con el paciente ni el contexto. Los estándares éticos son los mismos.

Para mantener este límite, la AMA recomienda a los médicos mantener dos ‘perfiles’ de usuario online. Uno profesional, para interactuar con colegas y pacientes, y otro personal, reservado para los afectos. No es particularmente difícil, pero se presta a complicaciones cuando se desdibujan un poco los límites. Colegas que pasan a ser amigos, amigos que pasan a ser pacientes, la relación social es dinámica y la escala de grises extensa.

La AMA nos recuerda enfáticamente que debemos resguardar lo mejor que podamos nuestra vida privada, aceptando que la privacidad en internet es muy limitada. Debemos recordar que muchas veces lo que subimos probablemente quede online en forma permanente e inalterable. Por ello cobra importancia el ‘automonitoreo’ de la información que aparece online sobre uno mismo. No solo debemos ser conscientes y precavidos con lo que uno sube a su ‘perfil’, sino también que debemos saber lo que otros puedan estar diciendo sobre nosotros. Esto es importante ya que el material subido a internet puede tener un impacto negativo en nuestra reputación e imágen, tanto entre pacientes como entre colegas. Los resultados adversos pueden llegar a sentirse no solo en el desarrollo de nuestra carrera profesional, sino que pueden además atentar contra la confianza de la población en la profesión médica.

Indica una parte que nosotros como médicos debemos estar alertas al material potencialmente nocivo subido por otros médicos o por legos. Dice que tenemos el deber de reportar el material que pueda sabotear la confianza pública en la profesión, o aquel material que socave el prestigio de la corporación médica. En parte es cierto, es nuestro deber velar por nuestros propios intereses, y salvaguardar la profesión es una forma de hacerlo. Pero no falla en dejar un sabor amargo la idea de que tengamos que estar vigilándonos entre nosotros. Profesionales universitarios de la salud que somos.

En el fondo es más de lo mismo. Mas no deja de ser un útil recordatorio de que nuestra presencia online puede tener múltiples dimensiones, y que al final del día lo importante es que nuestra experiencia online pueda ser positiva. No solo para cuestiones ociosas personales, sino también en nuestra relación con los pacientes y de utilidad en el cuidado de su salud.