El mortal sudor inglés

por **Medstudents UNICAH** Noviembre 13th 2011, 1:06 am

Historia de esta extraña enfermedad

El mortal sudor inglés Sudor_10

Repentinamente, primero en la Inglaterra de los siglos XV y XVI, pero sin mucha demora extendida hasta otras locaciones, comienza a expandirse un manto de confusión. Varones jóvenes, siendo inmunes los niños y ancianos, morían sin más demora, de algo que tenía contornos y síntomas definidos, pero que no encajaba en ningún molde común de enfermedad hasta el momento conocida.

La epidemia del sweating sickness se da rienda suelta a principios del reinado de Enrique VII, antes de la batalla de Bosworth, provocando una gran mortandad que no distinguía, a diferencia de otras enfermedades de la época, entre ricos y pobres. Era distinta de la peste tanto por sus síntomas como por su curso abrupto y moral.

Del Reino Unido a Hamburgo, de allí a Suiza, el norte de Dinamarca, Noruega, Suecia, Lituana, Polonia, Rusia, Bélgica, Amberes, Ámsterdam, la enfermedad iba desplazándose en efecto dominó, durando apenas unas semanas en cada lugar, lo cual era ya suficiente.

Los médicos contemporáneos John Caius y Ericius Cordus nos legaron documentos con sus síntomas, en primer lugar el sudor, gracias al cual adquiere su nombre, pero también miedo intenso acompañado por escalofríos y mareos, fuertes dolores en la cabeza, el cuello, los hombros, las extremidades. Un vaho de cansancio orbitaba por el cuerpo en las tres horas que duraba, aproximadamente, este desgraciado festín.

Luego eran las hemorragias nasales, la somnolencia y las convulsiones, inequívoca antecámara de una muerte que tenía lugar entre cuatro y doce horas después de haberse manifestado los primeros síntomas. Podían llamarse dichosos aquellos que, por ventura, sobrevivían a la infección durante un día entero.

Extraña visitante, esta enfermedad, que aparecía de pronto para barrer casi únicamente con varones jóvenes, para irse del mismo modo, silenciosamente, sin ninguna explicación. Hoy en día tampoco es sencillo acertar a qué se debió, apenas si se puede saber que hubo brotes ni lineales, que arremetían de golpe para volver a la oscuridad, sin que haya precisiones tampoco de si este juego de ocultamiento y aparición obedecía a alguna ley.

Dentro de las tímidas conjeturas que se desarrollan hoy en día, respecto a las causas se apunta a la gripe o fiebre reincidente, transmitida por pulgas y piojos, o bien a infecciones por Hantavirus. Su última aparición fue en 1551, y hasta el día de hoy no ha vuelto a ocurrir ninguna enfermedad que guarde semejanza con esta curiosa dolencia.